La creación entera gime esperando que los verdaderos hijos e hijas de Dios sean manifestados en plena adopción. Esto significa que los creyentes llegarán a la madurez espiritual y reflejarán a Cristo con tal plenitud que Jesús mismo será visto operando en Su Iglesia. La adopción espiritual produce hijos manifestados, una vida de victoria y autoridad en quienes han sido colocados por el Espíritu Santo. El Hermano Branham enseña que el creyente nacido de nuevo es hijo de Dios, pero Dios anhela verlo adoptado (colocado) como hijo adulto<br /><br />, investido con la autoridad y la manifestación de Cristo. En estos últimos días, Dios está cumpliendo esa promesa: levantando a Sus hijos predestinados para mostrar Su gloria antes de la redención final. Cada cristiano lleno del Espíritu debe saber cuál es su posición y caminar en ella, porque de esa manera la vida de Cristo se manifiesta plenamente a un mundo que espera ver a los hijos de Dios en acción.<br />Visión celestial del Hermano Branham: Hacia el final del mensaje, el Hermano Branham comparte una impactante visión celestial que Dios le permitió experimentar<br /><br />. En esta experiencia sobrenatural (que él describe humildemente como “una visión, o traslación”), fue llevado más allá de la cortina del tiempo y vio la recompensa que aguarda a los hijos de Dios en la eternidad. El Hermano Branham relata que vio a los santos en aquel Lugar celestial, todos en la flor de la juventud y en perfecta salud, rebosando de gozo. Incluso escuchó las palabras: “Juzgada por la Palabra que Ud. les predicó”<br /><br /> – una solemne confirmación de que Dios lo tenía allí por haberles predicado fielmente el verdadero Evangelio. Esta visión conmovedora confirmó que la herencia eterna de los redimidos es real: habrá un cuerpo glorificado y un lugar preparado para cada hijo adoptado. La visión sirvió de aliento a la Iglesia, recordándonos la bendita seguridad de nuestra adopción final y motivándonos a servir a Cristo con reverencia mientras aguardamos la plena redención.
